CARTA Nº 57

Querida Hannah. Me encanta la 5ª Sinfonía. Y no me refiero a la de Ludwig van Brothel sino a la de Ludwig van Beethoven, aunque hayan algunos que caguen (y la caguen) cuando tocan la del insigne y devoto cofraude (sic). Sin embargo, no siempre puedes decir lo mismo según quien la interprete. No hace mucho tiempo, tuve la oportunidad de escucharla en versión de la Orquesta de Filadelfia de Kraft. Y aunque fue una experiencia realmente enriquecedora e inolvidable, tuve que hacer un gran esfuerzo para contenerme y para no vomitar en medio del concierto, entre el ruido atronador de los niños (que paseaban con sus bicicletas y sus patines) y el espectador que hablaba a grito pelado por el móvil. La verdad es que hubiera preferido haberla escuchado en la versión de la Orquesta Topolino. Al menos, hubiera sonado mucho mejor. Menos mal que cuando llegué a casa, el alivio fue instantáneo. Especialmente, cuando entré en la habitación más pequeña. Ya sabes, donde está la ducha, el lavabo... y el papel higiénico. Y en ese preciso (y oportunísimo) momento, recordé la primera vez en la que escuché esta obra maestra del compositor alemán.



Una canción muy original, jajajaja. Pero bueno, además de escuchar esta canción, también he escuchado la obra original de Beethoven. Y además, tengo la suerte de haberla tocado muchísimas veces y en muchísimas ocasiones. Aunque eso no quiere decir que no la haya escuchado también en otros arreglos y en otras adaptaciones, las cuales, no todas tienen el mismo valor ni la misma calidad, pese a que haya quienes quieran hacernos creer lo contrario. Las hay muy interesantes, como la de Metallica. O como esta otra, que también es fascinante. Pincha aquí: GUITARRA. Y hay otras, de las que es mejor no hablar ni tan siquiera. Aunque también hay algunas, con las que te ríes un montón. Pincha aquí: PINK, PLUNK, PLINK. Y cómo no, la versión de LA TRINCA [Los que cantaban la canción de La patata: “In Fecula Feculorum, Amén”] que supuso, en realidad, mi primer contacto con la obra de Beethoven, cuando todavía era un niño. Lo malo es que algunos se conformaron con esa versión y de ahí ya no han salido. Puedes escucharla completa al final de estas líneas.

Por eso no es de extrañar que Ludwig van Brothel, haya compuesto una de sus últimas e infumables iluminaciones [La Sinfonía Nº 5, Op. 22] basándose en la oda al papel y en una de tus cartas. Precisamente, la que lleva el mismo número de corpus (perdón, de opus) en su obra [carta nº 22; pincha en la columna de la derecha] Y como sé que a él le gusta mucho cagar en el foro [no hago más que utilizar la terminología que utilizan y que “permiten” allí mismo, en Brothel Castle] día tras día porque es la mejor manera de estar al día sobre su cofra “día” (y como dice también) con promoción totalmente gratuita, aquí te dejo nuevamente el enlace correspondiente y, además, totalmente gratuito. [Pincha aquí: MÁS DE LO MISMO EN EL CORPUS - JUNIO 2011] Como ves, no solamente sé hablar de mis “películas”. También sé hablar un poco de las suyas. Faltaría más. Un abrazo, querida Hannah.