CARTA Nº 56

Querida Hannah. Imagínate por un momento que todas las mañanas (además de coger tus libros) cogieras también un balón de fútbol y fueras con él desde tu casa hasta el insti. Y mientras vas caminando, empiezas a jugar, a regatear y a pasar el balón a tus amigas, como si estuvieras jugando más o menos un partido. Imagínate que haces lo mismo cuando vayas a la librería, al cine, a la burger o a cualquier otra parte. Imagínate que, vayas donde vayas, el balón siempre va contigo. Desde la mañana hasta la noche. Sería absurdo y ridículo, ¿verdad? También sucedería lo mismo si se tratara de un balón de baloncesto o de una pelota de tenis. Sin embargo, todo eso tendría sentido, si estuvieras en un campo de fútbol, en una cancha de baloncesto o en una pista de tenis. Es decir, en el marco ideal para jugar un partido y en el marco establecido donde prevalecen unas reglas de juego determinadas, las cuales, no tendrían prácticamente ningún sentido, si estuviésemos fuera de ese marco o “escenario”.

Y ahora imagínate por un momento que, en vez de jugar, te pones a cantar. Es decir, que desde que te levantas de la cama por la mañana hasta que te acuestes por la noche [aunque a los sueños también se les podría poner música] TODO lo que hables, TODO lo que pienses y TODO lo que sientas, lo expresaras cantando. Cuando vayas de compras. O a la peluquería. O cuando tengas que preguntar algo al profe o a una amiga tuya... En definitiva, que todo lo dijeras cantando y que, además, te respondieran cantando. E imagínate que la música sonara en todo momento. Sería igual de absurdo y ridículo, ¿verdad? Sin embargo, todo lo que acabo de decirte (y muchísimo más) ES POSIBLE si lo trasladamos a un marco especial como es el escenario de un teatro, de un auditorio o el de una ópera. En ese “escenario” [que no es muy diferente a esos otros de los que te he hablado anteriormente: el campo de fútbol, la cancha de baloncesto y la pista de tenis] SÍ QUE TENDRÍA SENTIDO. Y además, estaría regido también por una lógica interna y por unas reglas determinadas, al igual que ocurre con los deportes.

Por eso, en la ópera (y en otros géneros como la opereta, la zarzuela y la revista musical) se suele cantar en todo momento. O en casi todo, depende también de los géneros. Da igual que se esté en una cena, en un baile o en una fiesta. Da igual que sea en un palacio o en la plaza de toros, en una comisaría o en la cárcel. Y además, se canta por cualquier motivo, aunque solo sea para saludar o para despedirse de alguien. Incluso, se mata cantando. Y si alguien muere asesinado, también suele morir cantando. Al final de estas líneas, tienes un ejemplo de lo que te digo. Lo que no se suele hacer habitualmente porque no tendría mucho sentido, en una obra musical, SÍ que lo tiene. [Pincha aquí: MÚSICA Y FÚTBOL] Un abrazo, Hannah.