CARTA Nº 118

Querida Hannah. A Eduvigis debe de gustarle muchísimo las escobas. Y no precisamente para barrer con ellas.
 


Porque mientras unos se montan una vez, otros siguen dando vueltas y más vueltas por tiempo indefinido. Eso explica que más de uno esté siempre por las nubes. A Dios rogando y con el del pito colgando (o algo así). No estaría mal que cuando pusieran alguna vez los pies en el subsuelo, lo hicieran (por no irse muy lejos) en Cehegin. Y así comprobarían mejor el nivel que tenemos por aquí en cuanto a bandas de cornetas y tambores se refiere. Pero aquí el nivel se mide - no por lo que se sabe y por lo que se toca - sino por lo barato que cuesta. Y como sale prácticamente gratis (y no me refiero precisamente a los viajes en escoba) hay quienes se conforman con cualquier cosa. Así que menos cuentos, caperucita. Que para cuentos ya tenemos los del aprendiz de brujo y los del brujito de Gulubú [Pincha aquí: LA OTRA ROCA]
 
Y sí, me parece muy bien que algunos se refuercen para ciertas actuaciones. Con tal de presumir y darse más importancia con respecto a los demás, algunos son capaces de tocar hasta con violines, incluso con una orquesta completa. Lástima que por las calles ya no sea lo mismo. Aunque no faltará a quien se le ocurra ponerle ruedas al piano, con tal de salir desfilando con él. Ese es el espíritu de superación que tienen algunos. De la misma manera que no faltan quienes se hacen pasar por cualquiera, no solo para elogiar primero a una persona sino para desprestigiarla inmediatamente después. Y de eso Eduvigis entiende un poquillo bastante. Solo tienes que leerle en su página favorita antes de que hagan la próxima limpieza general en la misma. Y sin necesidad de contar con el pibe y su escoba voladora.
 
También Ajoharina entiende bastante de todo esto. Pero por mucho que intente disimular, es evidente que quien está detrás de ese personaje es el mismo cretino que está detrás de una tal María Magdalena (o Magdaleno). El mismo que habla de triple personalidad y no para referirse a la del Padre, Hijo y Espíritu Santo [Para Santísima Trinidad ya tenemos al mismo Eduvigis y a Polonio, que llevan registrados tres veces cada uno con el mismo nombre] El mismo que anda un tanto perdido en su propia selva. Y que es capaz de censurar (o autocensurarse, que viene a ser lo mismo) más de 150 mensajes y todavía sigue creyendo que no nos damos cuenta de ello. Simón no es más que una de sus múltiples personalidades. Y esas personalidades son los bocazas que arremeten contra ellos mismos para hacernos creer que son los demás quienes lo hacen. No estaría mal que se le relegara de una manera más habitual a la categoría de huésped. Porque a la de nuevo usuario sería ya mucho pedir. Y ya de paso que se dé una vueltecica en la cóndor, cuando se haya bajado de la escoba. Un abrazo, Hannah.
 

CARTA Nº 117

Querida Hannah. Te escribo desde el Teatro de la Zarzuela, en Madrid. Ahora mismo nos encontramos en el segundo entreacto de la maravillosa ópera de Emilio Arrieta titulada: Marina. Al final hemos tenido suerte y estamos viendo la representación con una visibilidad bastante buena. Y por supuesto, se escucha estupendamente. La verdad es que está siendo un día muy intenso. Incluso nos ha dado tiempo hacer una visita guiada a este mismo teatro. ¡¡Ha sido impresionante!! Y además, toda la presentación ha sido escenificada como si fuera una obra teatral más. Como ya sabes, no es la primera vez que vengo a Madrid a ver una ópera. No hace mucho estuvimos también en el Teatro Real viendo Boris Godunov y en el Auditorio Nacional de Música escuchando a la pianista Yuja Wang. Y a principios de año también estuvimos en Barcelona viendo Rusalka, como ya te comenté hace unos meses.
 
Y antes de que apaguen nuevamente las luces y comience el Acto III con el preludio y el famosísimo brindis: “A beber, a beber y a apurar…” [Pincha aquí: VINO, MUJERES Y CANCIONES] estoy aprovechando un momentito para ver cómo va esa otra “función” que se celebra en el Teatro Circo de enfrente. Precisamente, la ópera que están representando en las últimas semanas se titula: Ajoharina. Y en ella también se suele brindar. Pero con la B - 12. Lástima que el cantante solista acabe siempre vomitando tras cada una de sus actuaciones. Aunque él no pruebe ni gota. Y es que algunos de esos personajes dan para una ópera completa. Por ejemplo: Simon Boccanegra [CH - 38] de Verdi; Lulu (Lilu para los amigos) de Alban Berg; Carmen (todavía no ha hecho su debut pero también está registrada) de Bizet; Incluso la Trilogía (perdón, Tetralogía) de Richard Wagner. Y si nos decidiéramos a recopilar títulos en otros géneros musicales, seguro que acabaríamos escuchando hasta la Sinfonía al Santo Sepulcro de Vivaldi. Que esa obra sí que sería un buen epitafio: D. E. P. Que viene a ser lo mismo que decir: Dónde Está Polonio.
 
Por cierto, uno de los momentos que más me gusta de esta obra es cuando Alberto - el capitán del barco - le entrega la carta a Hannah, digo a Marina, jajajaja. Y con ello se arregla todo el asunto entre Marina y Jorge, sin necesidad de darle con la puerta en las narices a Polonio… digo a Pascual. Ojalá estuvieran aquí algunos de esos esquisitos (sic) críticos musicales. Seguramente la próxima valoración general podrían hacerla mejor con las siguientes palabras: “Desgraciadamente, vimos el espectáculo bajo unas circunstancias desafortunadas. El telón estaba subido”. El telón lila o violeta, claro. Pero no caerá esa breva. Entre una obra de Arrieta y otra de Chirreta (sic) seguro que para ellos no hay ninguna diferencia. Un abrazo, Hannah.