CARTA Nº 68

Querida Hannah. En ocasiones... veo muñecos.

Y no precisamente en mis sueños sino estando despierto. Los veo todos los días y están por todas partes. Algunos tienen hasta apariencia humana, como los que te describí en la carta nº 13 [pincha en la columna de la derecha] cuando me confundieron con el alcauldillo. Incluso, algunos llevan cucurucho y no son helados. Ni tampoco gnomos. Aunque algunos de ellos son verdaderos trolls, como el muñeco diabrothel. Que no llega a la perfección del muñeco diabólico pero que borda el papel de muñeco caótico, por muy católico que se las dé.

El otro día, sin ir más lejos, me crucé con una muñeca vestida de azul y me dijo que no me había visto desde hacía muchísimo tiempo. Lo cierto es que durante 3 años, tampoco debió de ver la puerta de mi despacho, cuando pasaba junto a ella todos los días. Después me tropecé con una de las muñecas de Famosa. Pero se ve que ese día se dirigía al portal. Y con una Barbie (o era una Bratz) que años atrás era toda una señora (mejor dicho, señorita) de verdad. Luego me encontré con un muñeco de cartón (que no era el de la canción infantil pero que se le parecía bastante) y me dijo que quería hablar conmigo. Igual que hace 8 años, que es el tiempo que todavía estoy esperando. Seguidamente dí con un muñequito de papel. Pero éste se arrugó nada más verme. Y también con uno de nieve. Pero cuando abrió la boca, el que se quedó helado fui yo. Sin embargo, lo mejor de todo fue cuando me crucé con uno de trapo (que tampoco tiene nada que ver con ninguna canción pero que también se le parece un montón) y me dio las gracias por haberle ayudado a elegir su actual instrumento musical, la trompeta. Yo le dije que debió de entender mal porque lo único que le dije fue que se subiera la bragueta.

Pero todo esto de los muñecos, no se lo vayas a contar a nadie, ni siquiera a mi Tío Ramón. Y mucho menos al follonero, como te dije hace tan solo unos días. Que luego va y se lo cuenta al psiquiatra del reino moro y puede creer que mi patología sea aún más grave de lo que pensó inicialmente, como ocurre en esta maravillosa secuencia [Pincha aquí: EL SEXTO SENTIDO] Aunque, pensándolo bien, parece que no soy yo el único que los ha visto. Porque hay quienes dicen que han visto desfilar por las calles [en este caso, yo te puedo asegurar que no he visto a ninguno] a varias colecciones de soldaditos de plomo, de diferentes colores. Y en vez de salir armados, lo hacen con algunos instrumentos musicales para imitar lo mejor que pueden a unos seres denominados músicos. [Pincha aquí: SANTA CECILIA - NOVIEMBRE 2011] Y no solo en Santa Cecilia. También se les ha visto en el día de Santa Eduvigis. Un abrazo, Hannah.