CARTA Nº 25

Querida Hannah. Presta un poco de atención a estas palabras que escribió un tal padredelabanda en el foro municipal: “Pues claro que lo he escrito, soy joven, de Bullas y directivo de la Union Musical Villa de Bullas y que tu sufres el típico caso de "cuando el dedo apunta al cielo, el tonto mira el dedo"; os aclaro parte de vuestra indignación que tanto os reconcome y tanto os quita el sueño y te pones a jugar a los detectives o al quien es quien. No rozo el insulto a nadie, pero es vergonzoso ver tantas quejas gratuitas, y repito que parecéis en ocasiones un carro de borregos... ***[acaso esta gente no será la misma que tanto se quejaba de lo mal que hacía las cosas Jose Antonio (para vosotros el coneja), y se quejaba de que estaba ahí solo por sel del psoe¿? Tanto pedir el cambio; se hace, y de nuevo a dar por saco]...” Sobre estas palabras ya hice alguna referencia en mi artículo ENTRE POLIFEMOS. Cuando dice que es joven, efectivamente, lo es. Tendría 18 años cuando las escribió. Directivo, efectivamente. Concretamente, vicepresidente de la Banda de Música. Y si observas el fragmento final, te darás cuenta lo que dice de mí. Creo que está bastante claro, ¿verdad? Puedes verlo completo si pinchas aquí: TRABAJADORES DE LA ESCUELA DE MÚSICA SIN CONTRATO.

No es la primera vez que alguien hace una observación de esta naturaleza. [Cuando yo tenía 14 o 15 años, un chico un poco más mayor que yo y que estaba estudiando también en el Instituto, me increpó con un sonoro y elocuente: “Eres un maldito socialista”. Y no hace mucho tiempo (hará poco más de 3 años) un mocoso (es decir, un niño o un joven que pretende comportarse con una osadía y una madurez que no tiene) de 12 años y con el clarinete en la mano, me soltó en un tono verdaderamente bravucón y sarcástico: “Es que eeeeres del Psooooooe”. El nenico tiene ahora algunos añicos más. Pero ya me han informado que sigue más o menos en su línea y en su estilo peculiar.] Pero sí es la primera vez (al menos, que yo recuerde) en la que alguien insinúa públicamente y por escrito, que yo estaba en la Escuela de Música por mi color político. Y con estas palabras, se puede apreciar claramente que había una presión por parte de algunas personas para que yo no estuviera en la Escuela de Música, precisamente por ese mismo color político.

Ya sé que LA POLÍTICA está muy mal vista hoy en día. Aunque también es verdad, que en tiempos de Sócrates y de Platón, tampoco era muy diferente. Como diría William M. Ramsay: “Vota al nombre que promete menos. Será el que menos te decepcione”. En todo caso y refiriéndome a este asunto, yo creo que una persona no tiene por qué mantenerse fiel a una ideología política durante toda su vida. Esa persona puede cambiar perfectamente y no se le puede reprochar absolutamente nada. Y también puedo entender a aquellas personas que la mantienen durante (o gran parte de) toda su vida. Y tampoco se les puede reprochar absolutamente nada. Yo tengo unas ideas políticas, que serán acertadas o no. Pero son mías y de nadie más. Eso no quiere decir que no me haya planteado otras opciones. Por eso intento informarme lo mejor que puedo, confrontarlas unas con otras y luego sacar mis propias conclusiones, las cuales podrían ser perfectamente erróneas. Pero ya te digo, al menos, serían mías. Y claro, aunque te decantes por una, eso no quiere decir que no tenga multitud de defectos, de cosas que no te gusten del todo y cosas que se podrían mejorar. Pero entre todas las opciones, tienes que elegir la que creas que es mejor o la que creas que es la menos mala. Y después de consultarlo conmigo mismo y con mi propia conciencia, prefiero tener o defender una ideología (sea del color político que sea) o simplemente votar a un partido político, “que pueda favorecer a la mayoría de los ciudadanos en los aspectos más importantes de nuestra vida.” Pero si en alguna ocasión llegara a una encrucijada en la que tuviera que decidir entre esa opción política que yo, personalmente, crea que nos puede favorecer a la mayoría de los ciudadanos (entendiendo esa mayoría en un contexto tanto a nivel local como nacional) pero que por motivos puntuales, anecdóticos o circunstanciales me haya perjudicado a mí particularmente, nunca antepondría mi interés personal al de esa mayoría. Así es como entiendo yo la Política y así es como me lo han transmitido desde que era un niño, Hananh.

En cuanto a mi profesión, pues ahí está mi carrera y mi experiencia profesional. No voy a recordártela en este momento. Y que yo sepa, los méritos profesionales que pueda tener cualquier persona, no tienen nada que ver con el color político que pueda profesar. Eso sí, cuando alguien está ejerciendo su profesión, la mayoría (esta vez en un contexto muchísimo más reducido que en el de la Política) no debería condicionar el desarrollo de dicha profesión. Puede enriquecerla, sí. Pero nunca obstaculizarla. Y en mi profesión, si tuviera que hacer lo que realmente piensa la mayoría o complacer a esa misma mayoría, acabarían aprendiendo muy pero que muy poco o, simplemente, no aprenderían absolutamente nada. Igual sucedería con un profesor de Filosofía o de Matemáticas. Llevo casi 30 años metido en estos trapos y ya sé más o menos de qué va todo esto. Además, con echar un vistazo a las palabras iniciales de padredelabanda, puedes hacerte una idea mejor de lo que quiero decir con estas palabras. Y no es necesario tener una trompeta en la mano para darse cuenta de ello. Y ahí está el verdadero dilema: “enseñar” como se supone que quiere la mayoría y sacar unos pobres resultados o enseñar como se supone que hay que enseñar para que esos resultados sean realmente satisfactorios. En el primer caso, eso sería complacer, más que enseñar. Y en el segundo caso, además de estar enseñando, también estás pensando realmente en esa mayoría, aunque pueda parecer justamente lo contrario.

Y si tengo más o menos las cosas claras tanto en el ámbito político como en el ámbito profesional, pues no iba a ser menos en el ámbito privado. Decía Nietzsche que: “El hombre libre es aquel que piensa de otro modo de lo que podría esperarse en razón de su origen, de su medio, de su estado y de su función o de las opiniones reinantes en su tiempo.” Y también hay un aforismo griego, atribuido a muchos sabios antiguos, que dice lo siguiente: “Conócete a ti mismo”. Afortunadamente, en el ámbito privado no tengo que rendirle cuentas a nadie. Yo soy como soy o como quiero ser, no como se supone que los demás quisieran que yo sea. E intento hacer lo que me gusta, no lo que se supone que los demás quisieran que a mí me guste. Y no es pura retórica. Mira Hannah, creemos conocernos a nosotros mismos. Pero qué equivocados estamos y qué lejos estamos de conocernos en realidad. ¿Estarías dispuesta verdaderamente a ser tú misma, aunque sepas de antemano que conseguirías con ello el rechazo o, al menos, la indiferencia del resto de personas que habitan en este planeta y en todo el universo? Si lo estuvieras, he ahí la auténtica AUTENTICIDAD de la persona. Eso es ser AUTÉNTICO de verdad. Decía Schopenhauer que: “El instinto social de los hombres no se basa en el amor a la sociedad, sino en el miedo a la soledad.” Y Thomas Hobbes decía a su vez que: “No buscamos la sociedad por amor a ella misma, sino por los honores o los beneficios que puedan reportarnos.” Y si a estas reflexiones le sumamos la de Pío Baroja: “A una colectividad se le engaña siempre mejor que a un hombre”, pues ya te puedes ir imaginando el circo que hay montado. Es posible que hayas oído hablar de Nietzsche, Schopenhauer, Thomas Hobbes y de Pío Baroja. Estoy totalmente seguro. Dime, ¿has oído hablar también, alguna vez, de una tal Belén Esteban? jajajajajajaja. Y luego dicen que eso es lo que la gente quiere. No será más bien al revés, que te dicen que es lo que la gente quiere (seguro que no lo es, ni de coña) y tú, simplemente, vas y te lo crees. Como el cuento de Andersen: El traje nuevo del emperador. Pincha aquí: TIEMPO DE EMPERADORES DESNUDOS. Y lo mismo pasa con muchísimas otras cosas. A mí, personalmente, nadie me ha hecho una encuesta con lo que se supone que yo quiero (para que esas cosas que yo quiero salgan en la tele, por ponerte también otro ejemplo). Y mira que se harán encuestas, ¿verdad? Pero aunque se hicieran encuestas, vete tú a saber si los que dirigen el cotarro, hacen caso verdaderamente a esas encuestas. Les basta decir que esto es lo que la sociedad demanda y tan tranquilos. Y nosotros nos lo creemos para que nadie no nos diga que somos unos “raros”.

Por eso, cuando vuelvan a repetir nuevamente el dichoso partido de la final de la copa del mundo, no me esperes enfrente de la televisión para verlo. Si no lo vi hace un año (como tampoco vi la final de la Eurocopa) no creo que vaya a hacerlo ahora. Y eso de estar 7 horas seguidas con el especial que prepara Telecinco, pues no me interesa. La verdad es que no tengo ningún inconveniente para verlo y no tengo ningún prejuicio en ese sentido. Además, yo leo casi todos los días la sección de deportes que aparece en la prensa y suelo estar al tanto de estos temas. Lo mismo puedo estar viendo un partido de fútbol, como también puedo estar viendo una ópera de Wagner como una obra teatral de Ibsen. Pero seguro que llegado el momento, tendré alguna cosa todavía mucho más interesante que hacer, que ver un partido de fútbol. Y luego que me llamen antipatriótico, jajajajajaja. Que ya sé que el fútbol tiene importancia, pero no tanta para que lo pongan a todas horas, en detrimento de otras muchas cosas que, si no las ponen, no es porque a la gente no les interese, sino porque a otra “gente” no les interesa poner. Y es que Pío Baroja estaba en lo cierto... Por cierto, estoy totalmente seguro de que también has oído hablar de Wagner y de Ibsen. Exactamente, de la misma manera y en la misma proporción que has oído hablar también de una tal Shakira, ¿a que sí?

Ahora mismo estoy terminando de ver nuevamente la monumental Tetralogía del ANILLO DEL NIBELUNGO (me faltan unas 5 horas de las 15 que dura aproximadamente) y luego voy a recordar otra ópera: LOS MAESTROS CANTORES DE NUREMBERG (4 horas y media, aproximadamente). Bueno, no lo haré todo seguido, jajajajaja. Y también ARIA, una película realizada en 1987 por diez directores para cada uno de los episodios que configuran esta original película, los cuales están dedicados a arias operísticas de grandes compositores. Al final de estas líneas, te he puesto uno de esos episodios con la maravillosa música de Tristán e Isolda. Estoy seguro que tú no tendrás ningún inconveniente para verlo. Como tampoco lo tendrá padredelabanda y algunos de sus hijos. Un abrazo, Hannah.