CARTA Nº 19

Querida Hannah. Ha sido horrible y espantoso. Me refiero al terremoto. Decían que ese día, el 11 de Mayo de 2011, iba a ser el “Fin del mundo” en Roma, la ciudad del amor (ya sabes lo que pasa, si dices roma al revés) y al final ha sido en Lorca, la Ciudad del Sol. O del calor, si prefieres invertir las sílabas [LOR - CA]. El primer temblor me pilló justo tomando café mientras leía la prensa y esperaba a in your own way (que por cierto, sigue sin aparecer todavía). Noté un pequeño temblor en la silla donde estaba sentado pero tampoco le dí demasiada importancia. Pero cuando alguien se presentó anunciando que había habido un terremoto, enseguida supe que lo que sentí unos minutos antes, había sido precisamente eso mismo. El segundo ya me pilló en casa. No lo notamos tanto como los que hubo en Febrero de 1999 pero, como ya sabes a estas alturas, este ha sido muchísimo más catastrófico y devastador. Y mortal, que es lo peor y lo más triste de todo.

No me he puesto la chapa en el Facebook. Yo ya la llevo puesta “dentro”, desde hace ya bastante tiempo. Desde los terremotos anteriores, el de Japón, el de Chile, el de Indonesia y muchos otros (con o sin tsunami). También llevo puesta la chapa, no solamente por todas las catástrofes naturales, estén o no ligadas a la mano del hombre, sino que también la llevo puesta por cada atentado, por cada violación, por cada maltrato, por cada asesinato, por cada guerra que hay cada día, cada hora y cada minuto en este maldito y puñetero planeta. Incluso, la llevo puesta para aquellas 74 personas que murieron en la masacre de Al Qaeda en la capital de Uganda, mientras nuestra querida y amada selección se jugaba la final de un campeonato de fútbol, que no vale absolutamente nada, si la comparamos con las vidas que se ha llevado este seísmo. No es de extrañar que mientras los medios de comunicación nos informaran a todas horas, a cada minuto y a cada segundo de esta excepcional hazaña, ignoraran casi y prácticamente por completo, la matanza de Uganda. “Es que estábamos demasiado ocupados celebrando la victoria española para tener que preocuparnos por unos cuantos negros africanos.” Viendo las imágenes de cómo han celebrado los americanos, la “muerte” del cabecilla de dicha banda, Bin Laden [a ver quien llora ahora por las 80 y tantas víctimas que se ha cobrado, de momento, la absurda venganza americana en Pakistán] la verdad es que no había mucha diferencia con los gritos de alegría y de entusiasmo que teníamos nosotros mismos, la misma noche de la final contra Holanda. Lo mismo podíamos estar celebrando una cosa u otra. ¿Pero quién lloraba entonces a esas 74 personas?

Hannah, esto es solamente una reflexión. Porque yo ya sé que a ti te hacía muchísima ilusión que ganara España. ¿Y a quién no? Pero es que cuando pasan cosas como estas y, especialmente, cuando suceden tan cerca de nosotros, te das cuenta de lo relativo que es todo esto. Que lo que nos presentan algunos como lo más importante del mundo, si lo observamos con un poco más de perspectiva, resulta que no es para tanto. ¿Hubiéramos celebrado la victoria de la misma manera si esas 74 personas hubieran sido compatriotas nuestros? Por supuesto que no. Pero da la sensación de que somos todos unas marionetas y que nos mueven a su antojo. Nos informan y nos meten hasta en la sopa, todo lo relacionado con la victoria de España, pero NO dicen prácticamente nada de lo que ocurrió en Uganda. Y luego presumen ellos mismos de la información que dan, de su veracidad, que si el respeto a la audiencia y toda la parafernalia que siempre suelen montar, en mayor o en menor medida, en situaciones similares [como por ejemplo, la última boda (Disney boda, mejor dicho) del siglo, en plan cenicienta.] Mira, a mí me encanta el Waka Waka (recuerda que te envié un vídeo muy original de la canción en la carta nº 14) pero parece que entre esta magnífica canción y el tinglado “informativo” que montaron en su momento, nos han vuelto tontos de remate. Como si en este mundo no hubiera otras cosas más importantes (o muchísimo más importantes) que el haber ganado un Mundial. [Para un futbolista, por supuesto que es lo más importante, eso está fuera de dudas.] Nos hacen pensar como quieren. Porque si pensásemos por nosotros mismos, caeríamos en la cuenta de lo estúpidos que somos en realidad. Imagínate que, devolviendo la Copa y el Título de Campeón, se pudiera devolver la vida a esas personas que murieron en aquellos crueles atentados. Pues que no te extrañe para nada que haya gente que esté dispuesta a hacer todo lo posible para que no la devolviesen nunca jamás. ¿Qué importa un puñado de personas que han perdido la vida en un “desgraciado” atentado, comparado con obtener una Copa del Mundo? Y si por el contrario, la devolvieran y con ello se pudiera devolver la vida de estas personas, pues imagínate el poco valor que tiene en realidad esa Copa. Nos hacen creer que nuestra vida, casi depende completamente de ello. Lo que pasa es que montan todo esto para que no pensemos en lo que tendríamos que estar pensando. En las cosas que SÍ son realmente importantes y en las que deberíamos de preocuparnos. Y así pasa también con muchísimas otras cosas que vemos a nuestro alrededor... Como decía Napoleón, al margen de todo lo negativo que hizo (y de lo positivo, que fue todavía muchísimo más, aunque parece que para muchos, no importa tanto): “Bien analizada, la libertad política es una fábula imaginada por los gobiernos para adormecer a sus gobernados.”

Leo también en la prensa, junto a las tristes noticias que nos han llegado desde Lorca, que Alejandro Sanz quiso mostrar su pésame a todos los lorquinos. El artista llamó al alcalde de la ciudad y le dijo que estaba a su disposición para lo que necesitaran y propuso un concierto en tierras lorquinas. Sanz usó “Twitter” para mostrar su dolor por el terremoto, pero su pesar quedó en saco roto cuando, por error, escribió “buestras” en vez de “vuestras”. Entonces la red comenzó a hervir y no pararon de entrar mensajes mofándose y atacando al artista... ¡¡Pero en qué mundo vivimos!! Qué importa en ocasiones como esta, una v o un b cuando se trata de ayudar de alguna manera a miles de personas que lo están pasando muy mal. ¿Es que el lenguaje, concretamente la ortografía, es más importante que la vida de una persona? ¿Es que no sabemos ni relativizar los fallos que pudiéramos tener, en un momento como éste, sean del tipo que sean dichos fallos?

No hace mucho tiempo, un forero decía que él disfrutaba de la música cuando se lo pasaba bien. Y que para él era más divertido unos caballos del vino que una procesión. Seguro que era alguno de los que en su momento no querían tocar tampoco (por ponerte algunos pocos ejemplos) LA DOLOROSA, la SÉPTIMA SINFONÍA DE BEETHOVEN (II movimiento) e incluso el mismísimo HIMNO A MURCIA de Emilio Ramírez (sea o no el oficial), en la Banda de la Escuela de Música. Al público del concierto que hicimos en Algezares (Murcia), no solo no le importó, sino que además se pusieron en pie mientras interpretábamos esta última obra. Es más, nos la pidieron unos meses antes para que la tocáramos precisamente en dicho concierto. Al igual que nos pidieron (unos años antes, en otro concierto pero en el mismo lugar) 2001 UNA ODISEA MUSICAL EN EL ESCENARIO. Digo todo esto, para los que van afirmando tan categóricamente que allí, en la Banda, y a todos sin ninguna excepción, les gusta la música. Sería más correcto decir que les gusta algunos tipos de música.

Mira Hannah, la música es un concepto mucho más amplio de lo que mucha gente piensa en un primer momento (los músicos no son una excepción, en ese aspecto). La música es un lenguaje más, como lo es la pintura, la fotografía, etc... Es más, a través de la música (al igual que ocurre con las demás manifestaciones artísticas) se puede expresar también muchísimas cosas, las cuales pueden ir mucho más allá que las mismas palabras. Con la música se puede expresar alegría pero también podemos expresar el dolor y el sufrimiento que hay en este destartalado mundo. No es solamente un mero entretenimiento para evadirnos de nuestros quehaceres y de nuestros problemas. Claro, está muy bien que la música la asociemos y la relacionemos también con cosas alegres y divertidas. Pero también tenemos que tener en cuenta que es un medio más para poder expresar todo tipo de sentimientos y de emociones, los cuales no tienen por qué ser siempre felices. Ya nos gustaría que siempre fuera así. El Cine, el Teatro, la Danza, la Literatura... no siempre reflejan escenas alegres y bulliciosas, también reflejan las tristes y las melancólicas. Por supuesto que todo esto no se reduce a un contraste entre blanco y negro. Hay muchísimas posibilidades de expresión entre ambos extremos. Escucha, en un principio, a nadie le gusta la guerra (con la excepción de los oportunistas que quieren sacar algún tipo de provecho en ella y con la excepción de los que ven únicamente una oportunidad más para saciar sus verdaderos, oscuros y depravados intereses). Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial (por poner un ejemplo determinado) inspiró también muchísimas películas (aunque muchas de ellas fueran únicamente, como telón de fondo) y algunas de ellas están consideradas como Obras Maestras del Cine. ¿Quién no recuerda la inolvidable CASABLANCA? ¿O la genial y emotiva LA LISTA DE SCHINDLER? Hasta las mayores atrocidades del ser humano, pueden inspirar también a otro seres humanos a desarrollar las más bellas historias, los más bellos cuadros y las músicas más hermosas. Pero estos últimos, los artistas en general, no suelen ser los que ocasionan generalmente las guerras. Pincha aquí: LA LISTA DE SCHINDLER.

Bueno, ya sé que me he ido desviando bastante del tema inicial y he ido, más bien, dando vueltas por un tema y por otro. Pero cuando veas el vídeo que hay al final de estas líneas, podrás comprender un poco mejor la divagación que he emprendido en esta carta. ¿A ver si se va a creer marciano que el único que va a dar vueltas es él? Ya dije en su momento que yo no había ido a la Universidad, que solo había pasado por la puerta. Y que mis estudios en el Conservatorio de Música se centraban especialmente en las carreras de Saxofón y Contrabajo. Y no en las de Dirección de Orquestas ni de Bandas. No tuve tiempo para otras cosas. Estuve demasiado ocupado centrándome en hacer cosas para los demás, en vez de hacerlas para mí. Y así me fue. En la primera parte de este vídeo, podrás ver los estragos que hace la Madre Naturaleza. En la segunda y en la tercera, podrás ver los estragos que hacen algunos de sus hijos. Algunos de sus malos hijos. Un abrazo, Hannah.