Querida Hannah. Hace unos años me ocurrió una anécdota realmente interesante y un tanto divertida, por calificarla de alguna manera. Y te la quiero contar ahora porque me apetece y porque tengo muchísimas ganas de hacerlo. Pues resulta que nos estábamos preparando para la Audición de Fin de Curso (2007 / 2008) y yo estaba repartiendo las partituras que iba a montar con mis alumnos para esa ocasión: Un fragmento maravilloso de POR UN PUÑADO DE DÓLARES. La hermosísima CANCIÓN DE CUNA de la serie animada HEIDI. Y la magnífica y vibrante canción del grupo juvenil Trébol, titulada: EN EL RECREO. Esta última sería interpretada también por buena parte de los alumnos de la Escuela, entre ellos, algunos alumnos de trompeta. A éstos, les repartí las partituras de Trompeta A, Trompeta B y Trompeta C. Después del primer ensayo que hicimos en las instalaciones de la Escuela volví a mis quehaceres en la misma. Eran las 9 de la tarde, aproximadamente. Ten en cuenta que estábamos en pleno mes de Junio y a esa hora, aún era de día. Cuando salí por la noche, a altas horas de la madrugada, me dirigí a mi coche y me encontré con una curiosa y significativa “sorpresa”. Una de las partituras que yo había repartido precisamente esa misma tarde (junto a las instrucciones que suelo repartir también para este tipo de eventos) estaba justo en el parabrisas y sujetada por los limpiaparabrisas de mi coche. Eso sí, dividida en cuatro trozos, tanto la partitura como las instrucciones. Y además, cortados de una manera homogénea, por lo que estaba bien claro que quien lo hizo, sabía muy bien lo que estaba haciendo. Pero lo más sorprendente de todo es que ninguno de ellos salió volando ni ninguno de los trozos se había escapado de ningún modo. Todos los trozos permanecían allí, desde el final del ensayo, unas 5 horas antes, jajajajajaja. Precisamente los tengo aquí delante. Hubiera sido muchísimo más difícil escribirte esta carta sin ellos. Por eso los guardé en su momento. No solo por tener un especial y grato recuerdo de aquel momento sino porque quizás me valdrían alguna que otra vez como fuente de inspiración. Claro, este alumno, seguro que pensó: “A ver quién me va a descubrir entre tantos alumnos de trompeta”. Lo que no sabía ese listillo es que yo no me iba a chupar el dedo. Y que la partitura de Trompeta A, que es la protagonista de toda esta historia, solamente se la había dado a un solo y único alumno. Y dio la casualidad de que fue a él mismo, jajajajajaja. Al día siguiente, se lo comuniqué a su profe. Y por supuesto, a él también. Seguro que a la próxima se lo pensará (o no) un poquito mejor.
No es necesario dar nombres y apellidos porque la verdad es que queda muy feo. Pero aquí nos conocemos todos. Así que, cualquiera puede saber quién es. Su hermano (que fue alumno mío de saxo) tocó en la Banda, ha estudiado durante unos años en el Conservatorio y hoy toca en Los Pekes. Eso sí, lo hace magníficamente. Y ya me hizo otra, como reflejo en este otro artículo: INTELIGENCIA ARTIFICIAL. Es el músico del primer ejemplo. Y él, pues creo que ha tocado en la Banda, también en los Pekes; y esta misma Semana Santa lo he visto en primera línea de la Banda de los Moraos. Así que, querida Hannah, en todos los sitios cuecen habas.
Por cierto, yo no estoy nada enfadado con él, ni mucho menos. Solamente te he contado lo que pasó y además, él ya sabía muy bien lo que había hecho en ese momento. Quien me parece que SÍ lo está (y creo que “muncho”) es marciano. Que desde que le pararon los pies no ha abierto prácticamente la boca. En todo caso, solo lo ha hecho para confirmar que cuando cholo abrió el post de “La porra de los clásicos” parece que éste no estaba pensando concretamente en el fútbol. Y que si hay aquí algún clásico, es precisamente nuestro guardián de las estrellas. Pero como sé que le gusta “muncho” este deporte, le he puesto al final de estas líneas (para ti también, preciosa) este vídeo que puede ilustrar su grandísima “pasión” pelotera, digo futbolera. Por último, recibe fuertemente un caluroso “pelotazo” (Uy, perdona, que entre tanto porrazo, ya no sé ni lo que te digo, Hannah, jajajajajaja). Recibe calurosamente un abrazo. Eso es lo que quería decirte. Bueno “hadiós”.