CARTA Nº 103

Querida Hannah. Mientras unos se entretienen jugando a las adivinanzas y a los detectives, otros se dedican a una de sus principales diversiones y especialidades: La adulación. Lástima que no se puedan releer las intervenciones de tantos ilustres maestros en esta materia, encabezados magistralmente por Rosita (la de la lengua en el culo) y el alcauldillo (la réplica imperfecta de marcian88). Aunque todavía pueden encontrarse algunas intervenciones similares en esa otra farsa circense, próxima a la caricatura y a la bufonada. Y esa es la que deberían cerrar definitivamente.
 
Si yo tuviera una escoba… (jajajaja) se la daría directamente a un tal Pérez Barceló (o algo así) para que practique con el mango de la misma mientras intenta cantar aquello de “Por donde amarga el pepino, me lo hinqué con mucho tino…”, título de la famosa romanza perteneciente al Acto I de la opereta LOS ADULADORES, compuesta por Ennio Eduvigis en su largo retiro de vacaciones mientras cazaba elefantes. No es que tenga la categoría de esta otra [Pincha aquí: LOS BURLADORES] pero estos días está bastante de moda [Seguro que hay alguien que ya ha hecho la correspondiente adaptación para tocarla en Alhama o en algún que otro lugar bajo el arco iris] Y luego se la daría a Mr Prothel (ahora llamado Don impío - o algo así - y que es el que hace también de fregona en los sucios aposentos del castillo) para que siga barriendo un poquito más hacia adentro, como viene haciendo de costumbre. Aunque viendo su pasado cinematográfico [Carta nº 44 * CH - 44 * Pincha en la columna de la derecha] no me extrañaría que se montara en ella (en la escoba) para traerse a su colega y a dos o tres ejemplares de paquidermos desde su peculiar y unicolor (sic) safari. Teniendo en cuenta el número de elefantes que se columpiaban en la tela de una araña… ese viaje parece muchísimo más fácil. Hablando de animales… Hay que ver lo que da de sí el reino animal en el mundo de la música [Pincha aquí: EL ARCA DE NOÉ] [CH - 28] [CH - 46] Aprovecho este preciso momento para añadir aquí mismo la de los elefantes, que creo no haberla puesto en mis anteriores escritos.
 
Y mientras unos se van de safari para cazarlos [es bueno saber que, junto a los domadores del circo de enfrente (y la cabra que baja al pueblo todos los años desde su retiro espiritual en el monte) los desfiles de moda para la próxima temporada estarán todavía mucho más completos] otros se van de safari para bailar al ritmo de esta maravillosa y pegadiza canción. Y ya te adelanto que no se trata ni de la raspa ni de la cucaracha... La tienes a continuación, al final de estas líneas. Una auténtica joya. Esto sí que es una bomba... y no la que le estalló al individuo este que va dando consejos a todo el mundo y por doquier (o algo así). Un abrazo, Hannah.