Querida Hannah. Además de la docena de huevos y el kilo de harina, te he preparado también una ristra de ajos para que se los envíes a la delegación correspondiente. Y a partir de este momento, diviértete tú misma cronometrando quién es el primero que se los come y el tiempo que tarda cada uno en tirarse los trastos a la cabeza. Que de esa “música” entienden bastante.
“¿Qué es la Semana Santa? Es la conmemoración de la muerte de un señor que se llamaba Jesucristo… celebración que en algunas regiones como el sur de España se convierte en un espectáculo lamentable para majaderos, suscrito al mal gusto y la horterada y que raya en el esperpento. En fin, durante estas fiestas, el andaluz de a pie luce sus mejores galas: el traje submarino (sic), esa especie de lencería fina para la cabeza que llaman mantilla y, cómo no, la peineta. Por no hablar de los miles de penitentes reprimidos que pagan para salir vestidos del Ku Klux Klan… En definitiva, se trata de un simiesco acontecimiento del que no se libran ni en Triana. Para más INRI (y nunca mejor dicho) todos los años pasan las mismas procesiones a la misma hora por los mismos sitios, lo cual convierte la Semana Santa en un rollo insoportable…”
No. Esto no lo dice los niños que escuchan el Tío de la Pita [seguramente, ni lo piensan] Tampoco lo dice Arturo Pérez Reverte [Pincha aquí: EL OMBLIGO DE SEVILLA] Esto lo dice Sapo en esta entretenida e impactante película de Mateo Gil (cuya banda sonora está compuesta por otro gran director de cine, Alejandro Amenábar) basada en la novela homónima de Juan Bonilla [Pincha aquí: NADIE CONOCE A NADIE] Sapo es un personaje ficticio, interpretado magistralmente por un gran actor (Jordi Mollà). Su compañero de piso es Simón - el protagonista de la película - y está magníficamente interpretado por otro gran actor (Eduardo Noriega). Y aunque todas esas palabras podría haberlas dicho también ese otro personaje ficticio que lleva el mismo nombre que el anterior (que no las diga, no quiere decir nada; ya me encargo yo de hacerlo por él, aunque yo no las comparta, por supuesto) es una lástima que los “actores” que hay detrás de dicho personaje (según el reparto estelar que tienen asignados para cada momento) sean tan pésimos y de tan mal gusto. Pero eso ya lo sabe todo el mundo, como tú misma te has percatado en las últimas y blancas semanas. Hasta los niños que escuchan el Tío de la Pita están al tanto y saben perfectamente que la película dirigida por la compañía Disney Brothel es una estafa monumental. De tal manera que el film ha pasado a llamarse con este otro título: AQUÍ NOS CONOCEMOS TODOS, dirigida con muy poca gracia, muy poca soltura y con muy poca profesionalidad por los moralistas de turno [Por cierto, los niños están encantados con el variado repertorio de El Tío de la Pita. Habría que preguntarles también acerca del repertorio procesional, que ese sí que es verdad que varía de año en año]
El caso que es que me estoy acordando de una pequeña historia de una señora puritana que llamó a la policía para protestar de que había unos chicos desnudos bañándose delante de su casa. La policía alejó a los chicos, pero la señora volvió a llamar diciendo que se estaban bañando (desnudos, siempre desnudos) un poco más arriba y que seguía el escándalo. Vuelta a alejarlos la policía y vuelta a protestar la señora. “Pero señora - dijo el inspector - , si los hemos mandado a más de un kilómetro y medio de distancia…” Y la puritana contestó, “virtuosamente” indignada: “¡Sí, pero con los prismáticos todavía sigo viéndoles!”.
Así que no es muy difícil imaginar que, si dependiera de algunos, el Tío de la Pita tendría que eliminar del repertorio algunas piezas “demoníacas” como el caballo camina pa’lante, el tírate de la moto o el barrilito de cerveza (las cuales, no son precisamente el mejor ejemplo para la juventud) y cambiarlas por otras más espirituales… Cuando veas la maravilla que tienes al final de estas líneas, seguro que caerás en la cuenta de lo que quiero decirte. Ya verás con qué instrumentos sustituiríamos para el año que viene el fagot, el oboe y el clarinete que aparecen en este vídeo. Un abrazo, Hannah.
P.D. (1) Felicita a tu hermana Charo, que hoy es su santo. Ya sé que hoy no es un día muy apropiado para escribirte algunas de estas cosas. Pero otros hacen lo mismo en el día de Santa Cecilia y tampoco pasa nada.
P.D. (2) ¡Ah! Y cuando escuches la voz de los supertacañones (que siempre suelen salir para apagar el incendio que ellos mismos han creado) [ego sum, dixit] pásame la llamada a la habitación del hotel. Y cuando vuelva del Teatro Real, te enviaré el nuevo cencerro que le he comprado a la cabra que baja al pueblo todos los años desde su retiro espiritual en el monte, para que se lo lleves tú misma.
P.D. (3) Y no te olvides de decirle también al listillo de turno lo que pasa con el agua bendita [Pincha aquí: EL RÍO QUE NOS LLEVA]
P.D. (4) Y saluda también a ese otro listillo de cuyo color no puedo (sic) acordarme y que seguramente debe de tener un cargo muchísimo más importante que el mío. Dile tú misma que no he tenido el placer de visitarle últimamente. Que ya he visto que lo hacen otros por mí. Sin embargo, le prometo que cuando tenga un ratito, me daré una vuelta por el Foro. Pero por el Foro Romano. Que aunque hayan prohibido comer y beber por sus calles, siempre será mejor que andar por otros que no merecen la pena. Mientras tanto, que vaya entreteniéndose con la ristra de ajos. Que como dice el refrán: el que se pica, ajos mastica (o algo así).