“Antonio Vivaldi falleció en medio de un profundo sufrimiento moral y físico. Fue enterrado el 28 de Julio de 1741 ante una indiferencia generalizada, en el cementerio de Bürgerspital, hoy en día desaparecido o más bien… tapado por un edificio imponente. Aquel día, en la catedral, un muchacho de 9 años, Joseph Haydn, cantaba como los ángeles y repetía los cánticos del oficio dominical. Anna Giraud regresó poco después a Venecia (ciudad que olvidó muy pronto al sacerdote rojo) donde años más tarde se desposó con un marqués viudo junto al cual pasaría el resto de su vida. La obra de Vivaldi siguió siendo desconocida durante todo el S. XIX y gran parte del S. XX. Hasta que en 1927, los musicólogos italianos de la biblioteca de Turín dieron con una extensa colección de manuscritos de Vivaldi, que hubo pertenecido a un coleccionista. Sus primeras obras se editaron a partir de 1950.”
Querida Hannah. Con estas palabras que ilustran las imágenes del funeral de Vivaldi, concluye esta magnífica película [Pincha aquí: VIVALDI: UN PRÍNCIPE EN VENECIA] escrita y dirigida por Jean - Louis Guillermou en 2006 [Pincha aquí: DVD] Vivaldi es conocido sobre todo por su música instrumental, especialmente por sus conciertos (más de 450) pero también escribió oratorios, misas, motetes, cantatas… además de muchísimas óperas. Y esta película incide muchísimo en este aspecto, en sus óperas, las cuales son de una gran belleza. En la Sección AL DÍA acabo de poner un extraordinario ejemplo [Pincha aquí: BAJAZET] Y al final de estas líneas tienes una pequeña muestra.
Muchos de los compositores que hoy en día son considerados como clásicos, lo son desde un tiempo relativamente reciente. Nadie había oído hablar de las 4 estaciones hasta hace muy pocas décadas. Y eso que ya habían pasado dos siglos desde que Vivaldi compusiera esa maravillosa obra musical. Por aquel entonces sí que se conocía por toda Europa. Pero al morir cayó en el olvido, tanto él como su legado. Y fue tanta la ingratitud, que ni siquiera aparece en los libros de música de la época. Algo parecido pasó también con Bach. Después de su muerte en 1750, la mayoría de sus obras habían quedado olvidadas, salvo para algunos estudiosos y especialistas. No fue hasta casi cien años después, con la importante ayuda de una interpretación de la Pasión según San Mateo, dirigida por Mendelssohn en 1829, cuando empezó a asumir la reputación de la que aún disfruta en la actualidad. Hasta el mismo Mozart fue ninguneado en su Salzburgo natal. Y en Viena tampoco se le trató demasiado mejor… Hasta que llegó Milos Forman en 1984 con su “Amadeus”. Y aunque desde el punto de vista histórico hay algunas cosas que no son ciertas del todo, hizo que la figura de Mozart se hiciese verdaderamente universal [Pincha aquí: LA CAMISA NEGRA /// BOLETÍN Nº 36] Pero todo esto no sorprende en absoluto, a estas alturas. Por aquí en la parroquia tenemos a algunos feligreses que presumen conocer el Gloria de Vivaldi y no han escuchado más allá del Gloria de Umberto Tozzi… Así que ya te puedes figurar cómo está el panorama. Un abrazo, Hannah.