Querida Hannah. Yo tampoco le daría la mayor importancia. Que te hayan “confundido” con Hanna (sin h) solo tiene una sencilla explicación: que tu amigo Tomás y Ferrús (o algo así) acababa de ver LUTERO (la versión de Eric Till) en el cinema paradiso de la esquina. Y es probable que se “confundiera” con uno de sus personajes, concretamente con el de Hanna, la mujer que tiene una hija lisiada y la oculta en el bosque, la cual (mira por donde) está interpretada por la actriz María Simon. Y no por Juana Simon. Aunque teniendo en cuenta que la película es alemana, también podría haberse llamado Johanna [Pincha aquí: LUTERO]
Vaya, vaya; anda que se ponen buenos algunos personajillos de esos que todavía quedan en la Santa Madre Iglesia, después de que Lutero publicara sus famosísimas 95 tesis. Yo no llevaba publicadas más de 15 cartas y ya me estaban amenazando de excomunión (o algo así). Si las cartas las hubieras publicado tú, a ti te hubiera pasado lo mismo que a Hypatia. Solo hay que ver el lenguaje empleado por unos y por otros, para darse cuenta de que, en realidad, los tiempos no han cambiado demasiado [Pincha aquí: ÁGORA]
Bueno, algunas cosas sí que han cambiado. Ahora la tortura suele ser psicológica y procede de otros instrumentos, como diría tu querida amiga Forofa. Menos mal que los Dioses han bajado del Olimpo y nos han abierto las orejas (pero no los oídos) con una dulce música celestial. Solo basta rezar un Padrenuestro para que se nos abran también los ojos (pero no la vista). Por algo esa oración cristiana está basada en un texto egipcio del año 1000 a. C, la Oración del ciego. Lo cual no debería sorprenderte demasiado ya que las imágenes de la Virgen y el Niño, no dejan de ser un plagio de la Diosa Isis con su hijo en los brazos.
Pero si hay un método de tortura verdaderamente cruel es ver como se está tocando el pelo una niña. Y si lleva un moño de calcetín (de los llamados, donuts) pues peor todavía. Mi tía Bernarda ya lleva uno [Carta nº 73 * CH - 73 * Pincha en la columna de la derecha] Solo falta que lo del moño se extienda cuando lleguen los Carnavales (o algo así). “Las mujeres escuchen en silencio las instrucciones y óiganlas con entera sumisión, pues no permito a la mujer el hacer de doctora en la iglesia, ni tomar autoridad sobre el marido; mas estése callada en su presencia, ya que Adán fue formado el primero, y después Eva, como inferior; y además, Adán no fue engañado, mas la mujer, engañada por la serpiente, fue causa de la prevaricación del hombre. Verdad es que se salvará por medio de la buena crianza de los hijos, si persevera en la fe y en la caridad, en santa y arreglada vida. Las mujeres callen en las asambleas, porque no les es permitido hablar allí, sino que deben estar sumisas, como lo dice también la ley. Que si desean instruirse en algún punto, pregúnteselo cuando estén en casa a sus maridos. Pues es cosa indecente en una mujer el hablar en la asamblea. Lo cierto es que no debe el varón cubrir su cabeza, pues él es la imagen y gloria de Dios; mas la mujer es gloria del varón. Que no fue el hombre formado de la hembra, sino al contrario la hembra del hombre. Por tanto debe la mujer traer sobre la cabeza la divisa de la sujeción.” A Pablo de Tarso no le hubiera gustado los moños en forma de donut. Como tampoco le hubiera gustado a uno de los tertulianos que sus queridas anderas hicieran los ejercicios espirituales que hacen estas chicas. Luego te paso los arreglos musicales para la próxima velada (o algo así). Un abrazo, Hannah.