CARTA Nº 122

Querida Hannah. Es una de las mejores imágenes de la semana. Y no sería demasiado exagerado decir también que una de las mejores de la Historia.

 
Esto sí que es tener fe en uno mismo. Y creer firmemente en el espíritu de superación del ser humano. Sea en el ámbito que sea, tanto a nivel profesional como personal. Verdaderamente ha sido muy emocionante haber contemplado (y compartido) esta maravillosa y prodigiosa hazaña. Solo me asalta una pequeñísima duda. ¿Llevaría Nik Walenda encima - además del micrófono - el teléfono móvil? Estoy casi seguro que no. Supongo que podría desentenderse (incluso hasta desprenderse de él - la ocasión era propicia) al menos durante 25 minutos. Otros no podrían aguantar tanto. Incluso, serían capaces de querer escribir también un mensaje en Facebook o Twitter, mientras permanecen colgados del alambre a casi 500 metros de altura.
 
Nik es una de esas personas que no tiene que rendir cuentas ante nada ni ante nadie. Hace lo que quiere y lo que le gusta. Y además - y esto es lo único que importa - disfruta realmente con ello. Y cuando se involucra en uno, en dos o en los proyectos que sean, lo hace siempre con todas las consecuencias. Otras sin embargo se embarcan en múltiples proyectos y luego resulta que no están realmente en ninguno. Incluso pretenden justificar su inacción o dejadez echando balones fuera, como si la cosa no fuera con ellos mismos: Que si el escaso tiempo que se dispone, que si los demás tampoco se preocupan… Y en fin, un sinfín de razones. En realidad, cualquiera puede amoldar razonablemente bien su vida privada, familiar o social, sin dejar de cumplir ciertos compromisos contraídos. Si no fuera así, tales compromisos no se hubieran efectuado. Pero no todo el mundo está dispuesto a administrar mejor el poco tiempo que realmente dispone, para evitar cualquier perjuicio que pudiera suponer a los demás.
 
Así que mientras hay quienes tienen tiempo para explicar todo lo que hacen (o dejan de hacer) a través de las redes sociales, otros lo tienen para hacer otras muchas, quizá no tan interesantes ni tan atractivas pero que al fin y al cabo son las que prefieren hacer realmente. Por eso, después de contemplar estas imágenes tan espectaculares, lo único que me apetece es escuchar ahora mismo esta otra maravilla [Pincha aquí: SUITE DEL GRAN CAÑÓN] No te pierdas el impresionante rebuzno con el que se abre el tercer movimiento. Y los que aparecen después. No es para menos ya que el compositor evoca durante “On the trail” [En el camino] una excursión en burrito, precisamente por el Gran Cañón del Colorado. Mejor esto que los rebuznos del borrico del circo de enfrente. Un abrazo, Hannah.